¿Pueden Cobrar los Deportistas de las Universidades Americanas?

Las reglas del juego han cambiado definitivamente. Desde el pasado 1 de julio, estudiantes-deportistas que representan a las universidades americanas pueden sacar rendimiento económico de su nombre, imagen y semejanza [NIL o Name, Image and Likenessen inglés]. Hay vida más allá de las becas.

La cruzada que inició en 2009 el exjugador de baloncesto de UCLA, Ed O’Bannon, ha llegado a buen puerto. El antiguo All-American encabezó una demanda colectiva antimonopolio contra la NCAA, aduciendo que no había dado su consentimiento para aparecer en un videojuego de basket universitario producido por EA Sports en 2008 ni había sido compensado posteriormente por ello.

Tras una década de tira y afloja, California aprobó en 2019 una ley que prohibía a las instituciones castigar a estudiantes-deportistas por firmar patrocinios a partir de 2023. Casi una docena de estados se sumaron al carro aprobando leyes similares. Finalmente, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos falló en contra de la NCAA el 21 de junio, empujando a esta a adoptar una medida cautelar a nivel nacional que permite a sus deportistas explotar sus derechos de imagen.

¿Cómo pueden sacar rendimiento los student-athletes de All American?

Es importante recalcar que aún es muy pronto en esta nueva era y que existen más incertidumbres que certezas. En su comunicado del 30 de junio, la NCAA animó a cada universidad a redactar unas normas propias, apenas dando directrices generales.

Además, según escribió Michael McCann en Sportico, miembros del personal de compliance, que se aseguran de que se respetan las reglas NCAA en las universidades, “están preocupados por si los estudiantes-deportistas les piden consejo y forman una relación agente-cliente de manera involuntaria.”

No obstante, algunas de las vías para monetizar parecen claras:

  • Anuncios: Tanto en medios tradicionales como en redes sociales. Una marca de bebidas energéticas podrá fichar al quarterback del momento para que promocione su producto a cambio de una suma de dinero.
  • Podcasts o streams: Deportistas podrán crear su propio contenido promocionándose oficialmente como “jugadora de universidad X”. O viceversa, habrá programas de radio ya consolidados que paguen a una jugadora por aparecer en el show una vez por semana.
  • Firmas: Misma estructura. Por una parte, un bar de un pueblo aleatorio de Nuevo México puede pagar a un futbolista para que se pase dos horas a firmar autógrafos y a charlar con clientes. Por otra parte, ese futbolista podrá vender el póster del calendario de su equipo firmado por él mismo al mejor postor.
  • Clases o campamentos: Por ejemplo, un pitcher especialista en un lanzamiento específico podrá organizar un campamento orientado a dicho pitch. “Aprende del mejor relevista de la universidad y añádele mordiente a tu slider durante el Fall Break.”

Los ejemplos de arriba son solamente la punta del iceberg. Eso sí, estudiantes-deportistas seguirán sin poder cobrar directamente de ninguna universidad ni podrán firmar acuerdos ligados a su rendimiento.

¿Lamborghini? ¿Forbes? ¡Echad el freno!

Si estabais haciendo cálculos financieros para comprar un coche de lujo, es el momento de tener los pies en el suelo. Sí, superestrellas como Chet Holmgren, favorito para ser número 1 del draft NBA en 2022, probablemente se embolsen siete cifras mientras estudien Speech 101. Sin embargo, el deporte universitario es un producto mayormente local o regional. Especialmente en los llamados non-revenue sports, es utópico esperar ingresos de tal calibre.

El siguiente acuerdo fue uno de los primeros en oficializarse. Una cadena de gimnasios en el sur de Florida pagará $500 al mes a cada jugador becado de la plantilla de fútbol americano de los Miami Hurricanes. Sí, el equipo donde jugó Dwayne Johnson, más conocido como The Rock, a principios de los años 90.

Entre deportistas All American, la pole a la hora de llegar a un acuerdo con una marca la tuvo la tenista Carla del Barrio, de University of Nevada.

¿Qué pasa con NAIA o NJCAA?

Buenas noticias, en NAIA ya se había aprobado la explotación de NIL en octubre de 2020. Os dejamos por aquí un interesante artículo en Forbes sobre la pionera, Chloe Mitchell, una jugadora de voleibol de Aquinas College. A su vez, la NJCAA seguirá los pasos de la NCAA.

Por nuestra parte, esto es todo por ahora. Quienes estéis actualmente en la universidad u os dispongáis a entrar próximamente, aprovechad esta oportunidad. Los retirados os observamos con envidia sana. Eso sí, no os olvidéis de consultar con un asesor fiscal las implicaciones tributarias de cada acuerdo que podáis firmar.

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